Ahora viene la prueba de fuego, vamos a arrancar el motor. Revisamos de nuevo que está todo concetado y en su sitio y cebamos el circuito de gasoil con la bomba manual que está encima del motro debajo de la tapa de plástico que lo cubre (no tengo foto).
Arrancó sin problemas a la 3, al principio el ralentí un poco inestable pero enseguida se volvió redondo, ojo de no acelerar de momento, tiene que llegar el aceite a todas las partes del motor y tiene que desaparecer las burbujas de aire que quedan por el cicuito del agua...
Lo dejé un rato al ralentí y parecía que todo bien, ahora ya podemos acelerar un poco para ver como responde, y todo bien, no me lo podía creer.
Aún quedaba un punto muy importante que no comprobé cuando cambié el primer turbo y que quizás lo hubiese salvado. Hay que comprobar que llega la cantidad de aceite adecuada al turbo.
Para esto, paramos el motor, y soltamos el tubo de salida del aceite, esperar un poquito que quema!!
Preparamos una botella de plástico de 1/2 litro o más y le hacemos una marca a los 300cc. (yo lo medí con unas jeringas grandes):

También preparamos un trozo de tubería (yo utilicé un trozo de manguera de riego) del diámetro similar a al manguito de salida del turbo, el objetivo es conectar la salida de aceite del turbo con la manguera hasta la botella, después arrancamos el motor y sin acelerar lo dejamos en marcha 1 minuto, cómo mínimo se debe llenar la botella hasta la marca de los 300cc.

Hay que repetir esta operación unas cuantas veces para asegurarnos, así que volver a echar el aceite de la botella al motor para que no se quede nunca por debajo del mínimo.
En mi caso siempre se llenaba por encima de los 400 cc así que lo dí por bueno. Ya podía estar tranquilo que el turbo no se fastidiaría de nuevo.